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Hugo Alvarado Gómez

Inerme

Mentes de sueños postreros,

oprobio donde los haya,

partidas perdidas de antemano,

la sensación de estar dormido, de estar a tu lado.

 

Pálpitos inertes,

sonidos hirientes, de cristales rotos y contravetanas batientes,

de portazos y aldabones, de cotillas y mirones,

de comentarios inútiles, de la mentira que nunca duerme y toda su corte.

 

Eslabones de tu propia cadena, atados a tí, a tu puta pena,

peso muerto, nunca lastre, eterno, sin posibilidad de soltarlo,

no hay senda, no hay sendero, hay afrentas, enormes, vives postrado,

que siempre duelen, que siempre acechan, con sus armas como el enemigo a las puertas.

 

Que nada me retiene, que nada me ata, que nadie sostiene lo que no se desata,

buscando la mejor manera de decirte que lo nuestro se rompe, que ya no me amas,

donde las puertas se cierran, donde ya no quedan jambas, que ya no hay limbo,

que ya la pasión muere y en paz descansa.

 

Misterios insondables que a nadie interesan,

abyectos seres que miran, que delatan,

abstruso el sentido como la voluntad divina, sin pudor, sin decoro,

divino, podrido, suspiro y me ahogo junto a tu maldito tesoro.

 

Pero no son las mentiras las que hieren,

no son las palabras las que dejan sin aliento,

porque las voces no cesan, no se acallan,

bendito el silencio, en tus manos está apagar la llama.

 

 

Hugo Alvarado Gómez ®

 

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