Abandonando el templo del amor
Botas de leguas infinitas, mártires de causas pordioseras,
danzas incontrolada desde esta a otras fronteras,
surcando una y mil trincheras, todos los muros derribas,
te tragas cualquier cosa, te tragas tus propias mentiras.
Tienes las textura de la seda, gusanos tejedores albergas en tu pecho,
marañas de delicadas estructuras para lepidópteros palpitantes,
descansas sobre hojas secas en un improvisado lecho,
estallas en mil mariposas de colores maravillosos y centelleantes.
Veo brotar en tus ojos las llamas, las llamas del odio puro,
agregas mi esencia a tu maldito conjuro, preparas tu venganza,
tienes esa mirada lasciva, muestras siempre tu lado oscuro,
borra esa maldita sonrisa que guardas para la matanza.
Nunca conseguiste borrarme, perseveraste obstinada,
afrontaste de la única manera posible tu autoestima maltratada,
huiste hacia adelante, saliste disparada,
y aún tienes la poca vergüenza de hacerte la víctima, pobre desgraciada.
Hugo Alvarado Gómez ®