Suerte
Casi puedo alcanzarte, estas ahí, delante, postrada pero desafiante,
siempre perseguida, nunca en mi mano, perdida, esculpida para otros,
bello semblante, perceptible para unos pocos, cándido fervor de cérvix y sensual, indoloro,
insípida para unos, con la cabeza llena de colores para otros, deleite de los que ven,
deleite de los que anhelan sentirla, placer para los ojos, vivirla, ese aire de desdén,
esos gestos de pordiosera, sentada fumando, ensimismada, tardía, como de otra era, siempre esperando,
esos caminos por recorrer, esas locuras por llegar, esos obstáculos a vencer.
Casi puedo tocarte, a un paso, dos, tres, no te cansas de esperarme, es triste pero no lo ves,
eternamente en la puerta, pestillo quitado, con los brazos abiertos, quiero estar a tu lado,
basta de tardes desiertas, de puños alzados en pié de guerra, quiero sentir tus labios,
se puede olvidar, se puede maldecir, tantas y tantas mentiras gritar,
pero no se puede escribir sin un corazón servil dispuesto a amar,
por qué entonces me pones a prueba, por qué las mentiras, los insultos, las tretas,
qué fue de la pasión, la ira, las heridas abiertas, la sal de tu sangre corriendo por mis venas.
Hugo Alvarado Gómez ®
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