CBR
Soñé que caia colina abajo, rodaba y rodaba golpeándome con rocas, ramas, arbustos.
Descendía descontroladamente precipitándome sin saber cuando si me iba a matar.
Un impacto, otro y otro, la sangre derramada mezclada con lágrimas y sollozos.
Gritos, lamentos, paradlo ya por favor. Parad.
Al despertar bañado en sudor traté de vislumbrar colina arriba donde empecé a girar vertiginosamente hacia mi muerte.
La linea del horizonte se intuía al alba, el rocio empapaba mi rostro y todo a mi alrededor, calando, como las copas,
pero la silueta allí arriba me era familiar, me llamaba, extendía su mano.
Subía sin problema alguno, era absurdo, el sabor de mi sangre en los labios, los huesos desencajados, los jirones de ropa.
Un manillar, cristales rotos, una rueda. Llevaba tan solo un guante. No se puede atravesar el hormigón armado.
Sus manos asieron las mias allí arriba, en la luz, al alba.
Mi diosa, mi reconfortante y sálubre cobijo.
Heme aquí en la última ascensión, he aquí tu mendigo.
Y cientos de caballos me llevaron más allá de la luz, rugiendo, bramando, más allá de mi comprensión.
Hugo Alvarado Gómez
Descendía descontroladamente precipitándome sin saber cuando si me iba a matar.
Un impacto, otro y otro, la sangre derramada mezclada con lágrimas y sollozos.
Gritos, lamentos, paradlo ya por favor. Parad.
Al despertar bañado en sudor traté de vislumbrar colina arriba donde empecé a girar vertiginosamente hacia mi muerte.
La linea del horizonte se intuía al alba, el rocio empapaba mi rostro y todo a mi alrededor, calando, como las copas,
pero la silueta allí arriba me era familiar, me llamaba, extendía su mano.
Subía sin problema alguno, era absurdo, el sabor de mi sangre en los labios, los huesos desencajados, los jirones de ropa.
Un manillar, cristales rotos, una rueda. Llevaba tan solo un guante. No se puede atravesar el hormigón armado.
Sus manos asieron las mias allí arriba, en la luz, al alba.
Mi diosa, mi reconfortante y sálubre cobijo.
Heme aquí en la última ascensión, he aquí tu mendigo.
Y cientos de caballos me llevaron más allá de la luz, rugiendo, bramando, más allá de mi comprensión.
Hugo Alvarado Gómez
1 comentario
HaRmU -