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Hugo Alvarado Gómez

Efímero y pordiosero

Que no son las cosas como las cuentan,

que no son las verdades las que se muestran,

que no son padres los que se lamentan,

que no son pobres los que descuidan,

que no eres tú la que me alimenta,

cuando toda mentira es cierta.

 

Que soy yo lo único que cuenta,

que no hay más verdad que una puerta abierta,

que somos los hijos los que perdemos,

que son los ricos los que atormentan,

que soy yo quién de ti se acuerda,

cuando toda mentira es cierta.

 

Que nunca te dije lo que mis venas sangran,

que nunca escuchas lo que éstas te cuentan,

que no son las mentiras las que importan,

que tengo la vida por ti resuelta,

que tengo las manos vacias en esta frontera,

cuando toda mentira es cierta.

 

Donde las mentiras se pierden y de otros se apoderan,

donde se exceden los límites de la escala de grises,

donde no hay misterio que tu palidez no desmienta,

donde todos y nadie por mi padezcan,

donde todos y cada uno de los sueños por ti mueran,

cuando toda mentira es cierta.

 

Porque nadie se pregunte lo que aquí se desprenda,

porque nadie en esta vida así lo quiera,

porque crezcan sus familias y nunca mueran,

porque el ciclo se cumple y la dicha es buena,

porque el fin ya llega, la muerte, y a nadie es ajena,

cuando toda mentira es cierta.

 

Cuando las palabras ya no son suficiente,

cuando la esperanza ya no es certeza,

cuando las miradas se pierden,

cuando toda mentira es cierta.

 

 

Hugo Alvarado Gómez®

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